¿Cómo afinar un violonchelo?
Autora: Diana Rodríguez
En este artículo os voy a contar un poco de todo, así que primero quiero deciros que no os asustéis: podréis afinar vuestro violonchelo de manera sencilla con un afinador y sin complicarnos la vida. Pero siempre es interesante saber curiosidades de lo más profundo de la acústica, sobre todo si hablamos de la afinación de un instrumento tan sofisticado y bonito. Os contaré de manera resumida la historia de por qué un piano y un violonchelo no tienen la misma afinación, y después veremos la manera más sencilla, fácil y para toda la familia de afinar vuestro violonchelo con éxito y sin quebraderos de cabeza. ¡Vamos allá!
Cuando afinamos instrumentos de cuerda frotada
La afinación de un violonchelo parte de una base un poco más compleja que la de los instrumentos con trastes o teclas predefinidas, pues no tienen la misma afinación. Pero, ¿por qué sucede esto? Si recorremos las notas existentes en nuestro sistema tonal, vemos que todo es un ciclo de 7 notas naturales que se va repitiendo a diferentes alturas y que se pueden alterar con bemoles o sostenidos.
Ahora bien, esta repetición es exacta en el caso del piano porque se utiliza la afinación temperada, que a nivel matemático sería como, por ejemplo, redondear 1.99 a 2. Sin embargo, en el caso de la cuerda frotada, no se hace ese “redondeo”, y existen leves diferencias entre un sostenido y un bemol.
La importancia de la nota La en los cuartetos de cuerda
El cuarteto de cuerda (violín, viola, violonchelo y contrabajo) siempre parte de una nota que va a ser su amiga y más fiel compañera: la nota La, que en el caso del violonchelo se toca al aire en la primera cuerda. Esta nota siempre es el punto de partida de toda afinación, tanto para tocar a solas, como para tocar en agrupaciones: si alguna vez habéis visto un concierto de una orquesta y habéis visto al primer violín levantarse a dar una nota, y que toda la orquesta le siga, esa es la amada nota La.

Esa nota suele afinarse con el afinador, pero las otras tres cuerdas se afinan de oído haciendo lo que se llama “quintar”.
¿Qué significa quintar?
Este nombre viene de que las cuerdas del cuarteto están separadas por distancia de una quinta: en el violonchelo, de Do (la cuarta cuerda) a Sol (la tercera) hay cinco notas, de Sol a Re otras cinco y de Re a La otras cinco. Por lo tanto, la afinación se suele hacer de oído tocando las cuerdas de dos en dos: una vez tenemos el La afinado, afinamos el Re con ella, luego el Re con el Sol y luego el Sol con el Do.
Os preguntaréis por qué os suelto este rollo, y diréis: teniendo un afinador, ¿por qué no se afinan las cuatro cuerdas con él? Porque, como no existe ese redondeo y esa “exactitud matemática”, todas las cuerdas quedarían relativamente altas de afinación en respecto a La.
Pero ¡¡que no cunda el pánico!! Para afinar de oído se necesitan muchos años de experiencia o una educación auditiva muy buena y muy exacta. Mientras aprendemos, es totalmente válido afinar con el afinador todas las cuerdas, ya que esta diferencia es relativamente muy leve. Pero está bien saber que, si en un futuro queremos seguir aprendiendo este instrumento, podemos ir educando nuestro oído poco a poco, y ¡si lo hacemos bien podremos afinar de oído mucho más pronto de lo que creemos!
Y ahora llegó el momento que estabais esperando: vamos a hablar de cómo afinar un violonchelo con éxito.
Afinar un violonchelo
Para empezar, es conveniente que sepáis la notación americana, ya que la mayoría de aplicaciones o afinadores funcionan con este sistema. Pero es muy sencilla:

Buscaremos que todas las notas estén lo más cerca posible del centro en la pantalla y, por lo que hemos visto anteriormente, es preferible que, si no están en el centro justísimo, el Re, Sol y Do estén ligeramente bajas respecto al mismo.
Tipos de afinadores de violonchelo
Para comenzar a afinar el instrumento, debemos saber que existen dos tipos de afinadores en él: las clavijas de la cabeza y los microafinadores del cordal. Por lo general, las clavijas se utilizan para cambios de afinación más grandes, y los microafinadores para afinar al detalle. Al principio, tendrás que utilizar ambos tipos, pero el objetivo es mantener siempre una afinación de base que sólo nos haga tener que rectificar con los microafinadores, ya que las clavijas son muy duras y molestas, y moverlas puede hacer que la afinación no se quede tan fija en el tiempo. Aún así, hoy día hay algunos violonchelos que no tienen microafinadores o sólo tienen algunos, pero suelen tener clavijas mecánicas que tienen menos tensión y son más fáciles de mover con precisión.


Truco: cómo evitar romper las cuerdas a la hora de afinar
Una cosa importante si no queréis gastaros la pasta en cuerdas por romperlas, como me pasó a mi unas cuantas veces cuando estaba aprendiendo, es que, cuando vayáis a subir la afinación y, por lo tanto, la tensión de una cuerda con las clavijas, bajéis la tensión en el microafinador (pero no al máximo, para poder rectificar luego). Así evitaréis que se os rompan, sobre todo en el caso de la cuerda La, que es la más fina y la más frágil.
Importante: la revisión y el mantenimiento
Por último, dos recomendaciones: una es que siempre comprobéis al acabar de afinar que todas las cuerdas se han quedado en el sitio. A veces, si hacemos un cambio muy grande en una o varias cuerdas, puede que las otras se vean afectadas un poco en la afinación, aunque ya las hayáis afinado.
Y, por último, aunque no toquéis el instrumento todos los días, es conveniente que tratéis de mantener la afinación lo más exacta posible: si os tiráis dos semanas sin tocarlo lo más probable es que luego tengáis que emplear más tiempo en afinarlo cuando volváis a cogerlo.
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